"Euro-bombas": ¿el BEI como un "banco de armamentos"?

29.12.2016

La Unión Europea (UE) suele fracasar, una y otra vez, a la hora de hacer inversiones públicas decisivas en infraestructura, educación o sanidad, pero no parece tener problemas para encontrar suficiente dinero para modernizar sus ejércitos, asegura Fabio de Masi, eurodiputado alemán del grupo GUE/NGL (Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica), en una tribuna que publica EurActiv.com, socio de EuroEFE.  

(Las opiniones vertidas en esta tribuna reflejan exclusivamente la posición de su autor y no pueden ser atribuidas a EuroEFE.euractiv.es ni a ninguno de los asociados de la red europea de EurActiv ni a EFE).

El vicepresidente finlandés de la Comisión Europea Jyrki Katainen no es muy conocido por su generosidad. El también comisario para Fomento del Empleo, Crecimiento, Inversión y Competitividad, es un fervoroso defensor del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE, el cual exige a los Estados miembros una férrea disciplina presupuestaria.     

Sólo cuando se trata de gastos militares, Katainen cambia su discurso. Después del "Brexit" y de la elección de Donald Trump, la Comisión Europea, junto a Francia y Alemania, han incrementado su presión para que la UE asuma un nuevo papel militar, como "poder para la paz", en su propio patrio trasero: Europa del Este y el norte de África.

Para este objetivo, se inyectarán cerca de 90 millones de euros para investigación de armamentos en el fondo de defensa hasta 2020. Por supuesto, según la comisaria para Industria de la UE, Elżbieta Bieńkowska, ello beneficiará a los empresarios de clase media: parece que todas las últimas iniciativas lanzadas por la UE tienen por meta beneficiar a los empresarios de clase media.

Más drones, barcos de guerra y cibertecnología

A partir de 2020, el fondo recibirá 500 millones de euros anuales. Katainen quiere que esa inversión se concentre sobre todo en drones, buques de guerra, cibertecnología, lucha contra el terrorismo y en reforzar la seguridad de las fronteras exteriores de la UE ante la llegada masiva de refugiados.

Katainen se muestra aquí como un verdadero "Euro-combatiente". En declaraciones al periódico "Financial Times", el comisario subrayó que la unión de la defensa está ligada a los otros principios esenciales de la UE, entre ellos una moneda común, libertad y democracia liberal. El euro ya no sólo se defiende en el Banco Central Europeo (BCE), sino también en el Hindu Kush (el macizo montañoso entre Afganistán y Pakistán).  

El comisario podría considerar dos maneras de financiar ese proyecto.

¿Cómo financiar las inversiones militares?

En primer lugar: Bonos Europeos de Defensa. Podrían utilizarse por parte de los socios de la UE para operar y aprovechar de manera conjunta los mercados de capitales, por ejemplo a través de inversores (privados) ricos y también institucionales. A medio plazo, esos "bonos a prueba de bomba" contarían con el apoyo de un "tesoro europeo", o de una estructura similar al Mecanismo Europeo de Estabilidad.

Los Bonos Europeos de Defensa serían, básicamente, equivalentes a los Eurobonos. Estos últimos, no obstante, siempre han sido rechazados por el Gobierno alemán, dado que rebajarían el coste del endeudamiento público de los Estados miembros en la periferia, al crear una obligación europea común.

También, las reticencias del Tribunal Constitucional alemán, según el cual una obligación europea común necesitaría un control parlamentario riguroso del presupuesto de la UE, tampoco parecen ser ya un obstáculo. Durante años, los proyectos de armamento de la UE se han gestionado a través de la Agencia Europea de Defensa, bajo dudosas sombras presupuestarias, fuera del control parlamentario.  

En segundo lugar: las inversiones en armanentos deberían estar parcialmente exentas de los criterios de déficit del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Esto es algo que los economistas que han criticado las políticas de austeridad de la UE han pedido durante años.

No obstante, contemplan inversiones en educación e infraestructura, que crearían bienestar a largo plazo para las generaciones futuras. Por eso deberían quedar al margen de los criterios de déficit o sus costes repartirse a lo largo de varios años fiscales.

¿Relajar las normas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento?

A corto plazo, el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que ya emite bonos de la UE para inversiones en infraestructura, se supone que también participará. No obstante, en relación con el tipo y volumen de la inversión, el banco se enfrenta a algunas limitaciones. Su misión es invertir en proyectos de infraestructura que apoyan el mercado interior, y su volumen de inversión está determinado por su capital social. Por el momento, el banco puede invertir anualmente 90.000 millones de euros.

Los incrementos en el capital del BEI no están sujetos al Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Una laguna que ya habría podido utilizarse para inversiones públicas sensibles. Pero, aparentemente, la Comisión Europea prefiere salvaguardar la inversión privada en infraestructuras públicas con el dinero del contribuyente, tal como hace con el Plan Juncker.   

El presidente del BEI, Werner Hoyer, no se divierte con los planes de Katainen. Los acreedores del BEI, la mayor parte fondos de seguros de vida e inversión, no pueden invertir en armamentos. Hoyer también está preocupado por la relajación (de las normas) del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.  

Invertir en armas inovadoras de uso civil y militar

Pero, una vez más, Katainen tiene la solución. Las nuevas armas europeas serán más innovadoras de lo que se conoce habitualmente (como la artillería o los tanques), y tendrán un doble uso, civil y militar (uso dual). Eso sí quedaría cubierto por el mandato del BEI.  

¿Cuál es la moraleja de todo esto? A la UE le gusta describirse como un "proyecto de paz". Pero los proyectos de la UE incluyen, demasiado a menudo, un porcentaje nada desdeñable de modernización militar, y eso es cada vez más frecuente.

El dogma de la austeridad se arroja por la borda cuando se trata de servir a los intereses de la industria militar en Europa. Los recursos económicos para la modernización de (material militar) en la UE no sólo no se han recortado, sino que se han derrochado.  

Pensar, en medio de la crisis de los refugiados, también un producto de la política exterior de la UE, en invertir en escuelas, hospitales y viviendas es pedir demasiado a Katainen. Después de todo, su imaginación es limitada.

Versión española: Fernando Heller